Debo acostumbrarme a esta presencia errática
que se desvive por quererme asustar,
una mujer pálida de cabellera negra,
jamás parecida a la que pudieras imaginar.

Me voy acostumbrando a las pequeñas gemelas con cara de lagarto
que invaden el cuarto cantando desentonadas
Me regalan sonrisas diezmadas por la caries
parece no importarles sus figuras desmembradas.

Solo como intentes imaginarlo, la colosal figura escuálida
verde grisácea que merodea la ciudad entera
con sus colmillos afilados me transtorna en sobremanera.

Y esa anciana desgraciada, en su descomposición gradual
pide a gritos un escalpelo para su mandíbula seccionar
muestra su lengua hinchada de voz estentórea
la verborrea no para hasta amanecer.

La masa ectoplásmica que se forma bajo mi cama
toma como muestra mis peores temores
Solamente calla cuando mi cordura reclama
estas visiones comienzan a ser peores.

Los espectros con los que convivo
los que han logrado tanta angustia en mi,
los comparo con los vivos
ya son parte de aqui.
Tantos son los motivos
tantas son las razones
por las que estas horrendas especies
aceleran tantos corazones.